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LISTA DE POETAS:
*- HOMERO ARIDJIS (México)
*- GIOVANNI QUESSEP (Colombia)
*- JOSE VILLA PELAYO (Venezuela)
*- JUAN REVELO (Colombia)
*- AURORA ELENA OLMEDO (Argentina)
*- CARLOS VÁSQUEZ ZAWADSKI (Colombia)
*- ROCÍO CERÓN (México)
*- RODOLFO HINOSTROZA (Perú)
*- ALEJANDRA ZIEBRIETCH (Chile)
*- SYLVIA RIESTRA (Uruguay)
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LITERATURA
Género: Poesía
AUTOR: HOMERO ARIDJIS
País: México
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HOMERO ARIDJIS
Poeta mexicano nació en Michoacán, México, en 1940. Periodista, novelista y catedrático en universidades de México y Estados Unidos. Embajador en Holanda, Suiza y Francia. Presidente del PEN Club Internacional.
Ha escrito, entre otros, los siguientes libros: Perséfone; Mirándola dormir; Quemar las naves; Vivir para ver; Tiempo de ángeles (Poesía). Algunas de sus novelas, ensayos y libros de cuentos: Espectáculo del año dos mil; Playa nudista; Construir la muerte; El gran teatro del fin del mundo; y Los invisbles (Novela, 2010).
POEMAS:
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Sé que piensas en mí...
Sé que piensas en mí
porque los ojos se te van para adentro
y tienes detenida en los labios
una sonrisa que sangra largamente
Pero estás lejos
y lo que piensas
no puede penetrarme
yo te grito Ven
abre mi soledad en dos
y mueve en ella el canto
haz girar este mundo detenido
Yo te digo Ven
déjame nacer sobre la tierra.
A veces...
A veces uno toca un cuerpo y lo despierta
por él pasamos la noche que se abre
la pulsación sensible de los brazos marinos
y como al mar lo amamos
como a un canto desnudo
como al solo verano
Le decimos luz como se dice ahora
le decimos ayer y otras partes
lo llenamos de cuerpos
de gaviotas que son nuestras gaviotas
Lo vamos escalando punta a punta
con orillas y techos y aldabas
con hoteles y cauces y memorias
y paisajes y tiempo y asteroides
Lo colmamos de nosotros
de collares de islas y de alma
Lo sentimos vivir y cotidiano
lo sentimos hermoso pero sombra.
Mirándola dormir
( Fragmento )
Cálida ahí donde te toco.
Grupa vaporosa.
Radiante en cualquiera de sus poros.
Cabalgando.
Y sobre lo espléndido va lo irrepetible.
Y reproduciremos toda vida, y toda melancolía será
ahogada con zumo de tus manos.
situado el cuerpo hasta las nubes para que llueva
enorme, consternado, sobre las pequeñas voces y el
medio movimiento.
En la pulsable ostentación de ser en dos un solo verbo.
Traídos y llevados y atentos.
Y ella bien oculta.
Máscara de siete ojos.
Tendida, vaporosa, suya, mirándose leve sobre la
inclinación de su cuello, de su desplazamiento.
Regocijada entre los números inexactos de su memoria.
Niña loca, joven de burdel.
Adelante de los pequeños verbos y de los caballos que
tremolan.
Desnuda de tiempo en horas anormales.
Vaporosa bruta.
Dormida satisfecha en su abundancia.
Los senos esféricos sobre el cuerpo horizontal.
Apuntando, y atravesados por venas azules.
Qué murmurar sanguíneo.
Sueltos y desnudos: apuntando a fantasmas espesos y
erectos; libres.
Muy de Berenice. Terráqueos y afectuosos. Muy en ella.
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LITERATURA
Género: Poesía
AUTOR: GIOVANNI QUESSEP
País: Colombia
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GIOVANNI QUESSEP
Poeta colombiano nació en Sucre, Colombia, en 1939. Estudió Filosofía y letras y se especializó en poesía del Renacimiento en Italia. Ha sido colaborador de varias revistas culturales como Pluma, Eco, Plural, Mundo Nuevo, Revista Casa Silva, Gradiva y El Urogallo.
Entre sus libros figuran los siguientes: «Después del paraíso»; «El ser no es una fábula»; «Duración y leyenda»; «Canto del extranjero»; «Madrigales de vida y muerte»; «Muerte de Merlín»; «Brasa lunar».
POEMAS:
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Cercanía de la muerte
El hombre solo habita
Una orilla lejana
Mira la tarde gris cayendo
Mira las hojas blancas
Rostro perdido del amor
Apenas canta y mueve
La rueda del azar
Que lo acerca a la muerte
Extranjero de todo
La dicha lo maldice
El hombre solo a solas habla
De un reino que no existe
Diamante
Si pudiera yo darte la luz que no se ve
en un azul profundo de peces.
Si pudiera darte una manzana
sin el edén perdido,
un girasol sin pétalos
ni brújula de luz
que se elevara, ebrio,
al cielo de la tarde;
y esta página en blanco
que pudieras leer
como se lee el más claro jeroglífico.
Si pudiera darte,
como se canta en bellos versos,
unas alas sin pájaro,
siempre un vuelo sin alas,
mi escritura sería,
quizá como el diamante,
piedra de luz sin llama,
paraíso perpetuo.
Mientras cae el otoño
Nosotros esperamos
envueltos por las hojas doradas.
El mundo no acaba en el atardecer,
y solamente los sueños
tienen su límite en las cosas.
El tiempo nos conduce
por su laberinto de hojas en blanco
mientras cae el otoño
al patio de nuestra casa.
Envueltos por la niebla incesante
seguimos esperando:
La nostalgia es vivir sin recordar
de qué palabra fuimos inventados.
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LITERATURA
Género: Poesía
AUTOR: JOSÉ VILLA PELAYO
País: Venezuela
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JOSE VILLA PELAYO
Nació en Caracas, Venezuela en 1962. Poeta y ensayista. Estudió Letras y Derecho en la Universidad Central de Venezuela y se especializó en Criminología. Profesor en varias universidades venezolanas. En 1988 creó la editorial Nadja. Autor de los siguientes libros de poesía: Una hiedra negra para Sashne (1990); Nueva York (1992), que marcó una variante postmoderna del iluminismo de comienzos del siglo XX. Mariana de Coimbra (1999); Las arpías vuelan sobre Manhattan (2006) y Diario de Alejandría (2007). Escribe en varios medios, como el periódico El Nacional y en la Revista de Cultura.
POEMAS :
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Un poema para Susan
A Susan Castro, cuando era niña
La joven Susan con sus hojas
con sus lápices
con sus alas flamígeras
con sus flores
siempre amarillas
¿Mira el blanco papel de sus hojas
o se mira a sí misma?
Un prado la aguarda
mientras escudriña el futuro
(con sus manos ínfimas)
frente a la ventana
Algún verso está cerca
más allá
hacia donde la mirada se desvanece
y aguardan, en silencio,
las horas futuras.
Tarde de guacamayas
(Fragmento)
Apenas soy un ángel
junto a ti
esta tarde de guacamayas.
Apenas soy un ángel
que te visita
y proclama tu nombre.
Sobre tu seno, el arco iris.
Insipiente, tartamudo.
Señalo tu cabello
en el aire dorado de los centauros.
Vine a explicarte,
acaso tardíamente,
esta tarde de guacamayas
en la que te amo.
Apenas un sol hueco, con alambres.
De nuevo tu voz.
en el mármol de las escalinatas.
Me levanto,
como Agamenón,
sobre el espacio
de ágoras y mausoleos.
Apenas soy un ángel que te visita
y cierra la puerta.
Insipiente, tartamudo.
Para besarte aunque quieras
o no quieras, en esta tarde
de guacamayas inocentes.
Para escarnecerte.
Rezo tu nombre.
Apenas un sol hueco, con alambres.
En la arcada
que Dios ha preparado
para nosotros en esta tarde
de guacamayas inocentes,
aunque no quieras
o sí quieras
Y tus dedos ensangrentados.
Con brazos de arcángeles.
Y gritos y maromas y silencios.
Ariadna
La otra mitad de Ariadna es un hueco,
The other half of Ariadne is a hole,
tan sólo un hueco.
just a hole.
Ella es la mitad de otra mitad
She is the half of another half
que ahora no está
which is not now.
Ella es una mitad secreta
She is a secret half
que me habla durante la noche.
who speaks to me througth the night.
La mitad de Ariadna
The half of Ariadna
que ahora existe
that exist now
habita el Peyotl,
inhabit the Peyotl.
Ella escribe con plumas y garfios.
She writes with feathers and hooks.
La otra mitad de Ariadna soy yo
The other half of Ariadne is me.
Esa mitad es un hueco.
That half is a hole.
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LITERATURA
Género: Poesía
AUTOR: JUAN REVELO REVELO
País: Colombia
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JUAN REVELO REVELO
Poeta, escritor y periodista. Nació en Nariño, Colombia, en 1946. Estudió Ingeniería y Administración de Empresas. Trabajó como asesor de Cinterfor (OIT) en Ginebra y Buenos Aires, y como Asesor de la UNESCO en París, La Habana y México.
Autor de libros de poesía, narrativa y ensayo. Dirige los talleres "Octavio Paz" (Poesía), y "Juan Rulfo" (narrativa). Ganador del Premio Ciudad Barrancabermeja (2000), y del Concurso nacional de cuento de Editorial Planeta y el periódico El Espectador (2002). Entre sus obras figuran las siguientes: “Los Ojos del Recuerdo”; "Desnuda soledad" y “Nuevas Voces de fin de Siglo” (Poesía); “Páginas al viento” (Ensayos), “La Gitana Iselda" y "Sabrina" (Cuentos); “El baúl de Mercedes Saluzo” (Novela). Escribe en varios periódicos de Colombia y México.
POEMAS:
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Los poetas
I
Los poetas están arriba.
Flotan en la respiración de las palabras.
Vuelan en el silencio que se esconde
detrás del muro del ruido,
en cada anochecer
cuando naufraga la esperanza.
Su mundo es denso y frágil,
controvertido y transitorio.
Viven en el umbral de los sueños
y desde allí se aproximan al abismo de la soledad
o ascienden a la dulce nostalgia del amor.
Los poetas buscan la luz
en la emoción de las palabras.
Las escrutan, las transforman, las reinventan.
Son como girasoles foto-tropistas
sensibles y ligeros.
Aman el resplandor de la luna,
la música del mar, el sonido del viento.
A veces encienden cirios perfumados
con la esperanza de que ocurra un milagro.
Otras veces caminan cautelosos
como felinos hambrientos,
o se quedan inmóviles, pensativos, laxos...
recostada su fragilidad y su inocencia
sobre el trepidar de la memoria;
pero cuando la tristeza irrumpe en las tinieblas
de sus recuerdos amargos,
o cuando en noches hostigantes se quiebra la elipsis
de su mundo incomprendido,
entonces se ponen a rugir hasta el amanecer
como leones lacerados por el tiempo.
Rugen y hacen vibrar los vidrios de la casa.
Mas nadie debe sentir temor frente a ellos…
Su rugido es tan solo un grito lastimero
para ahuyentar al dolor y a la muerte.
II
Los poetas están arriba.
Flotan como nidos de oropéndolas
en la respiración del viento.
Algunos los comparan con los pájaros
porque cantan y hacen nidos.
Otros creen que son seres de mundos lejanos
porque hablan con metáforas
y se estremecen al contemplar los crepúsculos.
Yo los asimilo con los caracoles
que llevan su casa a cuestas.
Siempre están con ella sin importar a dónde vayan.
Allí duermen, ríen, lloran, copulan y naufragan.
Piensan que todos los comprenden
y los quieren
que son importantes y que es poderosa su palabra;
pero al anochecer,
en la soledad de su refugio
se perciben desnudos y solos como el primer día
y por fin advierten que todo es efímero,
incluyendo el amor y los sueños.
Entonces,
se sientan a escribir algún poema
o se asoman a las ventanas de su casa fluctuante
para ver como el paraíso prometido
se desmorona frente a ellos sin remedio; y luego…
se acuestan boca arriba
en su cama de telúrica orfandad,
cierran los ojos y vuelven a inventar a sus dioses
y a exorcizar a sus fantasmas.
Florece tu voz
No se ha ido tu risa
ni la claridad de tu palabra.
Revives en cada atardecer
en cada gota de lluvia
que moja los párpados del día.
Florece tu voz en mi soledad
y mis manos dibujan tu recuerdo
que tiene la perfecta textura del amor.
No se ha marchitado la luz
que sembraste en mi casa
ni han dejado de volar los pájaros
cerca a la ventana.
El viento nostálgico
sigue deshojando los árboles de julio
a las cinco de la tarde como el último día.
La espera no tiene fin
Tu estás lejos y yo sigo triste
Ella me falta
La noche fría, la calle solitaria,
los gatos oscuros en la cornisa pálida.
Aquí todo es silencio, las paredes son altas,
las ventanas, la luna, la cama desnuda y alba.
La ciudad adormecida
bajo un viento de estrellas,
los árboles del parque con hojas somnolientas.
Su recuerdo se eleva lentamente en la bruma,
y penetra insomne en mi alcoba nostálgica.
A mi memoria llegan su mirada, sus manos,
sus senos erectos, su piel bajo mis labios.
Su cuerpo era un jardín
de aromas y texturas,
Un templo, una pagoda, una casa mágica.
Tenía la dulzura de los pájaros que cantan,
el rubor de los niños al despuntar la mañana.
“Te amo”, decía, y me abrazaba toda
y sus palabras eran magnífico bálsamo.
Pero ahora ya no está aquí,
el viento gime y llora.
Mi alcoba es un desierto, la luna desnuda y alta.
Su recuerdo se asoma, aparece, se agranda...
Ahora todo es silencio.
Aquí, ella me falta.
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LITERATURA
Género: Poesía
AUTORA: AURORA ELENA OLMEDO
País: Argentina
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AURORA ELENA OLMEDO
Poeta y escritora. Nació en Mar del Plata, Argentina. Profesora de Inglés y Filología inglesa en España. Ha recibido numerosos premios en concursos nacionales e internacionales en los géneros de poesía y cuento, tales como: Premio “Poesía Recuerdo” Florida, Estados Unidos, 2009; Premio Nacional Cuentos Córdoba, 2003; Premio Faro de Oro, 1999; Premio Concurso Nacional de Poesía “Discépolo”, 1995.
Ha publicado los siguientes libros de poesía: “Hoy somos todos héroes”; "El verso habitado"; “De vez en cuando, la risa”; “Cintia, Ciruela y Cielito” y “Personal”; y los libros de Cuentos: "El sol sale argentino", "Donde habitan los buenos" y "Buscando a Valentina".
POEMAS:
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Callada y morena
Yo he tocado fondo,
como ya he muerto, he nacido eterna.
No quiero desear sus labios.
No quiero este enjambre que en mis manos tiembla.
Sólo este silencio de dique y cerrojo,
de badajo y luna, golpea y golpea.
Como un rictus nuevo,
como una sentencia en mi mudez nueva.
Y usted que me mira y acaso sonríe.
Y usted que me quiere callada y morena.
Lo efímero, el agua, lo fugaz del día.
Me cuelgo del aire, del instante apenas.
No…Yo ya no quiero carne perfumada….
Intento el escudo, la lanza, la tregua.
Usted me intimida y araño la asfixia.
Yo no quiero urgencias
y mi voz se quiebra como un timbre roto
y vacío tanta garganta secreta.
Y usted que me mira.
Y usted que me quiere callada y morena.
Mi grito es antiguo,
medieval, mi vientre que mata las brevas
y hago un duelo dulce
con palabras de humo que ya no son ciertas.
Me armo de silencio
y anudo fatigas de asfalto con penas.
Y como aun respiro,
perdono a mi muerte y al adiós. Mis venas
trafican su sangre con héroes de acero.
Y usted que me quiere callada y morena.
De exilio
I
Debajo de la memoria sobornada,
de la desnutrida piel de la nostalgia,
mis huesos escamados
prosiguen su viaje hacia la deserción.
Un liviano cuerpo, a pesar de mí, camina.
No hay más verdad que la frontera.
II
Aletearán los párpados,
como pájaros sin jaulas,
sin barrotes de lápidas.
Sin la despojada matriz de las pupilas
en la mirada última,
recuperaré el milagro de la vista.
Los ojos celebrarán el buen paisaje.
¡Otra vez, otra vez el color de mi calle!
III
El exilio es mi hogar
con ojos tristes.
La frontera, mi patria sin orgullo.
El traicionado llanto de las fotos
me demora la mano
por las sienes.
He malgastado la memoria.
Eramos todos inmigrantes
Eran inmigrantes,
un pedazo de exilio con frontera,
un exceso de pájaros de asfaltos,
una esquirla de callada guerra .
Un poquito de cielo amaneciendo,
con vocación de júbilo y de tregua,
una redención de los ensueños,
una ferocidad de la paciencia.
Éramos todos inmigrantes,
todos trazumábamos ausencias.
Suicidas de amor y con bastones
de moderado orgullo por la acera.
Ávidos por túneles de partos,
a los tumbos y a tientas,
con los ojos de cobre por el llanto
y la risa de ámbar y sedienta.
Éramos todos inmigrantes,
que con manos de luz y rabia buena
íbamos hilvanando en el silencio
la mirada hacia atrás, huella por huella.
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LITERATURA
Género: Poesía
AUTOR: CARLOS VÁSQUEZ ZAWADSKI
País: Colombia
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CARLOS VASQUEZ ZAWADSKI
Escritor, dramaturgo y poeta. Nació en Tumaco, Colombia. Hizo un doctorado en la Universidad de Tolouse, Francia. Profesor de las universidad Javeriana, Jorge Tadeo Lozano y del Valle, donde cofundó la Escuela de Artes Escénicas y la Facultad de Literatura.
Ha publicado, entre otros los siguientes libros, algunos traducidos a varios idiomas (Inglés, francés, italiano): Diario para Beatriz, La oreja erótica de Van Gogh, Tercer laberinto, Ensayos de teoría literaria, El reino de los orígenes (ganador del Premio Internacional Manuel Cofiño), Voces y diferencias, Cartografías culturales, Estanislao Zawadzki, y País de memoria.
POEMAS:
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Carta al fluir del ser
..estoy en el fluir del río,
me deslizo y continúo
de punto a punta,
agua de signos sedientos,
me desplazo en caída transparente,
olvido orillas,
soy arena movediza,
lisa piedra rodante
sobre piel de deseos y territorios,
boca de lluvia fecunda
sin rastros inolvidables,
sin árboles de izados frutos,
en viaje bautismal meditado
hacia altamar,
sal de la muerte total...
Carta de naufragios
“Entre los hoyos deslizantes de los naufragios,
Vicente Huidrobo
Rueda de agua enigmática
tabla de salvación occidental
corriente alterna poética
ayer aleta de vientos homéricos
centro mítico solar
olas melódicas de combatientes épicos
tapón del próximo pasado olvidado
torre de Atlántida imaginada
espina de pulpa mordida
espesor de sal bíblica en la piel
playas quemadas de alucinaciones
naos conquistadoras abisales
memoria lítica cifrada
piedras mesiánicas rotas
arco iris de tiempos simultáneos
crecientes marejadas de Nuevos Mundos
ancla espacial iluminada
huesos aéreos tallados en blanca arena
dureza respirada aquí escrita
palimpsestos de páginas blancas
Carta del don gratuito
“Tout sage est l’élève d’un fou
Toute âme s’instruit par la chair”
Marguerite Yourcenar
Dones son silabarios de agua
y fuego lento
Dones son peldaños de carne
y preguntas abiertas
Dones son revisitaciones
y epifanías irisadas
Dones son manos pensantes
y todo descentramiento
Dones son cruces de caminos
y delirios ciertos
Dones son cabalgaduras de plata
y junturas acompasadas
Dones son desbocados corazones
y conjetura de orgasmos
Dones son rumor y mar de caracolas
y mitografías en espiral
Dones son intuición del instante
y totalidad apocopada
Dones son encarnaduras de amor
y límites conjugados.
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LITERATURA
Género: Poesía
AUTORA: ROCÍO CERÓN
País: México
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ROCÍO CERÓN
Poeta y editora mexicana, nació en la Ciudad de México en 1972. Fue becaria del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, en la categoría de jóvenes creadores. Es editora de El billar de Lucrecia, dedicada a la poesía latinoamericana moderna. Fundadora del colectivo Motín-Poeta que trabaja proyectos interdisciplinarios cuyo punto de partida es la poesía.
En el 2000 recibió el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen con el poemario Basalto. Ha publicado: Litoral, Soma, Imperio y el libro Apuntes para sobrevivir al aire. Obra suya ha sido traducida al inglés y al alemán.
POEMAS:
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Habitación 413
Que nadie contradiga cuan abierto es el deseo
de estar así, bajo las sábanas de otoño,
mirando destejer del día a las sombras.
Que nadie ose (no mientan, no sean púdicos) decir
que en este lecho de herido no hay gozo,
lascivia, encantamiento.
Que nada irrumpa tan excelso instante, que nada evite
el contacto de la gasa sobre el cuerpo.
Que nadie venga
(¡cómo no odiar a las visitas y sus lánguidos consuelos
y su encendido morbo por la muerte!) a escuchar
la respiración atrofiada, el quejido
—una y otra vez, una y otra vez—
de dolor profundo, oculto.
Que nadie mire este despojo de hombre
—ya flor, ya hierba, ya esqueleto–
agitándose en la arista del recuerdo,
intentando guardar las mieses, el sudor,
la breve valentía de ser presa.
Que nadie roce sus labios, manos,
que nadie toque nada.
No recorran esta habitación, esta ciudad cercada,
huelan sólo la fragancia del espino.
Tiento
Los ponientes del ojo resguardan la incursión de la mirada
hacia la infancia.
Esos ponientes son la fragua. La tradición del sentir.
Antes de la mentira, la agudeza interior donde se descubre la eficacia (eficiencia, diría mi madre) de la muerte del Padre.
En esta caja cabe la cura.
Decir tu nombre es construir el muro.
Y esta risa vuelca todo.
Revés de muerte. Esa sonrisa.
Sublingual
¿Qué hay debajo de la lengua?
¿Un triturar de huestes vocálicas,
un cierzo de agudas consonantes,
un despojo de viento áureo,
quizá el mustio huso de la letra?
Aquí entre toneles de saliva y tiento
se guarda el vocablo,
la gramática de tu rojo nombre, y se incendia
–sí, se incendia–
la simetría del giro:
debajo de la lengua hay un presidio.
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LITERATURA
Género: Poesía
AUTOR: RODOLFO HINOSTROZA
País: Perú
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RODOLFO HINOSTROZA
Nació en Lima, Perú, en 1941. Poeta, narrador, ensayista, dramaturgo. Estudió literatura en Cuba y Francia. Participó activamente en los acontecimientos estudiantiles de 1968 en París. Trabajó como profesor de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Orleáns. En 1987 ganó el premio internacional de cuento "Juan Rulfo". En 1971 ganó el certamen internacional de poesía “Maldoror”, de la editorial Barral. En 2009 obtuvo la reconocida Beca Guggenhein.
Entre sus obras figuran los siguientes libros de poemas: Consejero del Lobo (1965); Contranatura (1971); Memorial de Casa Grande (2005); Nudo Borromeo y otros poemas perdidos (2008). (Poesía). Así mismo, las novelas: Aprendizaje de la Limpieza (1978), y Fata Morgana (1995). El libro Cuentos de Extremo Occidente (2002), y la obra de teatro: Apocalipsis de una noche de verano (1988).
POEMAS:
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Del infante difunto
(Fragmento)
La llamada de mi padre,
alta como un penacho de plumas
y al tacto como la pringamosa de aquellos baños. ¿Recuerdas?
Las aguas ferrosas que calentaban tu cuerpo tenían colores,
de serpiente plana, y la tierra se había descosido
en sus espacios, y llevábamos nuestra infancia
como un estandarte sin sombras,
entre paraísos de yeso, y ángeles larvados
y la tía apócrifa. De ella digo, ¿qué digo?,
que en sus ojos
ardían mis espadas de estaño y que se había fugado
cuando las hogueras carcomían la noche de San Juan.
Se me había advertido, se me había repetido:
"Octavio, Octavio... Una gran ola salió del río
cuando tú nacías. Nos salvamos
porque las campanas sonaron a muerto y la familia
había cavilado toda esa madrugada.
Trepamos a los cerros
y durante todo un día vimos morir al pueblo.
El Huascarán nos miraba y entonces
fue que sentimos esa blancura
imperdonable”.
(Nosotros tres habíamos enterrado ceremoniosamente,
en un rincón del patio, bajo la gotera, al canario muerto
entre las trenzas de mi hermana.
Las campanas del ángelus nos
doblaban las rodillas
y de la muerte sabíamos que era una bella palabra.
Sí, porque mirábamos a los púlpitos de arcilla achacosa
en donde dormitaban ángeles bonachones,
y nosotros sabíamos llevar el domingo en los hombros,
como una prenda nueva.)
No volverás a aquello, ni hallarás ese patio cuadrado
con una fecha dibujada en piedras negras.
Los países se encogen
como esa tía abuela que olía a alcanfor,
y los hierros de las capitales inundan esos claros espacios
donde tu corazón anclaba, como un canto rodado.
No sentirás
los pasos de tu padre midiendo las estancias donde los retratos negreaban, como párpados muertos.
No volverás... recuerdas ahora?
Ahora recuerdas?
“Júrame que no dirás a nadie que esa lechecita
que tienen los grandes entra al estómago,
y después dicen que
nace el hijo. Como a la Asunción,
te acuerdas de su barriga. No lo digas a nadie”.
Y nosotros espiábamos, porque en el pórtico de esa casa
que olía a jazmines, las hermanas Cárdenas besaban,
y se hacían besar por los soldados.
Entonces los sudores repentinos desleían las sábanas de lino,
y yo había creído en los cuentos de la india desdentada
que vendía yerbas contra el mal de ojos, y cuando vi
esa mano huesuda en el terrado, bajo ese cielo rojo,
ella rió y lloró, cubriéndome de besos.
Los huesos de mi padre
Serán éstos los 206 aristocráticos huesos de mi padre?
Todos completos, con su maxilar inferior, su frontal,
sus falangetas, su astrágalo,
su vómer, sus clavículas?
No se habrán confundido en la Fosa Común
con los de un vagabundo
de esos que abundan en las calles de Lima,
y mueren sin un grito? Cómo voy a confiar
en que sean éstos los huesos de mi querido padre,
don Octavio, Tachito,
si en la Fosa Común donde lo echaron
puede ocurrirle cualquier cosa a los huesos de uno?
Su hermano, tío Reynaldo había jurado
encontrar a mi padre, y recorrió toda esta Lima a pie
durante un año, para hallar a mi padre, el poeta,
que se había perdido en la ciudad,
como suele ocurrirles a los ancianos y a los locos.
Todos los días salía, después del desayuno,
a buscar al hermano mayor,
a aquel poeta provinciano,
talentoso, desgraciado y perdido
por los barrios de Lima. Llevaba
una vieja foto de mi padre, amarillenta,
donde aparecía con su pelo ya blanco,
sus ojillos brillantes de inteligencia, sus mejillas fláccidas
labradas por años de inútiles batallas
contra lo que él llamaba su destino adverso
cuando se hallaba de un ánimo blasfemo,
dispuesto a enrostrarle a un Dios en el que no creía,
sus continuos fracasos.
La boca grande, elocuente.
La frente alta y despejada. Con un terno marrón, creo,
a rayitas. Esa imagen debió corresponder
a una época feliz, tal vez la de Huaraz,
cuando estábamos todos juntos, mi hermana
mi madre y yo, mucho antes del divorcio.
Reynaldo la mostraba a la gente,
los interrogaba venciendo su enorme timidez:
"¿Ha visto a este hombre?"
indesmayablemente a pie,
tío de a pie como un remoto soldado de una guerra perdida,
raso, humilde, cumplido,
indagando en los parques, en los hospitales,
en las estaciones de autobús, en los mercados,
pues quería encontrarlo,
esa era la misión que se había impuesto
antes que la muerte se lo llevara.
Pero la muerte se llevó primero a tío Reynaldo
de un cáncer al estómago,
sin saber que mi padre lo había precedido en el último rumbo,
y no fue sino mucho más tarde que mi hermana
al fin encontró a mi padre
en una Fosa Común del cementerio de Miraflores
donde sus huesos misteriosamente habían venido a dar
porque nadie había reclamado su cadáver.
La muerte
que con callado pie todo lo iguala
lo había sorprendido en un asilo municipal
donde llevan a los locos que vagan por las calles de Lima
y había muerto, enloquecido y solo,
él, Octavio, Tachito, el poeta, el hermano mayor
que había nacido en cuna de oro.
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LITERATURA
Género: Poesía
AUTOR: ALEJANDRA ZIEBRECHT
País: Chile
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ALEJANDRA ZIEBRECHT
Poeta, profesora de literatura y promotora cultural. Nació en Concepción, Chile, en 1959. Fundadora de círculos literarios en las ciudades de Talcahuano y Concepción; redactora de la revista de la Casa de la Juventud. En 1999 funda el Centro Cultural “Miguel Hernández”, y en el año 2000 la Casa del Escritor de Chile.
Ha recibido varios premios como el Premio Municipal de Arte y Cultura de Talcahuano; el Premio Mejores Obras Editadas del Consejo Nacional del Libro, Género Poesía (2001). Sus poemas aparecen en varias antologías y revistas. Ha publicado los siguientes libros: El juego del condenado, 2002; Nochedumbre, 2000; Itinerario de La oquedad, 2000; Diario de Infancia, 1999; A través del espejo, 1999; Enrompecaída, 1995; Dos Poetas, 1994 (En coautoría).
POEMAS:
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Entre nos
Quién dijo que no valía la pena
prolongar el otoño de días oscuros
las pisadas sobre las hojas
y los versos como granizos
El pan húmedo
tu boca tempestad
tus dientes carnívoros
El mundo
cae en tu rodilla
Quién dijo que no valía la pena
morir
luego de ver al otoño
apoderarse de las casas
Instalarse debajo de los catres
Mis cerros lloran lágrimas de barro
Nos apareamos por necesidad
de esquivar este otoño
tan ennegrecido
Sólo la locura de mi mano
en tu vientre
es un verano breve
una llovizna entre dos tempestades.
De dónde brotan
De dónde brotan
los recuerdos
La manilla en la puerta
de la infancia
La pierna que juega
con la hierba
De dónde
El primer sollozo
El intento de ver
con los ojos vendados
Adónde van los recuerdos
luego del disparo
y la caída
Poema III
No tengo más que las brazas de este libro
la confusión las llamas de este libro
(Afuera gira todo sobre el mismo eje)
Torrencial me huyo con el verbo en los labios
Yo quiero ser la esencia del libro
apresar el nombre de todas las cosas
Ahora que ahuyento este ser tan cansado
que me observa abatido en su ciclo de retorno
Breve como una página secretamente huérfana
Su braza encendida es fuego y es fatiga
No hay humedad capaz de detenerla
porque todas las puertas son escombros del silencio
Así como las palabras que caen de mi lecho
abro mi boca al beso de los signos
a su incendio que es vuelo y delito
No estoy en parte alguna del deseo
porque todos los conceptos se estrellan en mi lengua
(Afuera los dientes trituran la noche)
La migaja del tiempo se nutre de mi mano
Escarbo ansiosa en mi último intento
por apresar el ritmo infernal de los relojes
apago la luz de todo lo venidero
y me quedo con la palabra sin tiempo ni cobija.
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LITERATURA
Género: Poesía
AUTORA: SYLVIA RIESTRA
País: Uruguay
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SYLVIA RIESTRA
Nació en Montevideo, Uruguay en 1958. Escritora, poeta, profesora de literatura. Su poesía fue premiada por La Casa del Autor Nacional, por la Intendencia de Montevideo, por la Universidad de la República Oriental del Uruguay, por la Feria Nacional de Libros, por el Ministerio de Educación y Cultura de su país y por la Fundación B´nai B´rith.
Ha publicado los siguientes libros de Crítica literaria: Pliegos de arte y poesía (1980-1982); Delmira y su mundo. (1983). Y los siguientes libros de poesía: Estruendo mudo. 1983. Ocupación del miedo. Ediciones de la universidad de Uruguay. 1987. La casa emplumada. 1989. Entre dos mares. 2002. Palabras de rapiña. 2002. Sincronías y celebraciones. 2006. Tramas de la mirada. Editorial.Ático. Montevideo, Uruguay, 2008.
POEMAS:
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Remembranzas
Había huelga de hambre
entre los mexicanos
no admitían el festejo, humillaba
Sonaban incesantes tambores de guerra
como aquéllos de la noche triste
y los de las noches más tristes que siguieron
los pisos y las paredes del Templo mayor azteca
ahí, abajo mismo de la Catedral
recordaban la sangre los gritos
como en Cuzco con los incas , a traición
quisieron acabarlos
como acá -mucho después- en el arroyo Salsipuedes
con los charrúas: no quedaban bien, eran chusma
como "cristianos viejos" debíamos ser
de pura cepa criolla
- que no quedara memoria sobre la tierra -
En una Gran Exposición, en un Museo sí podían estar
en exhibición en show - así sí -
y que todos paguen para ver
- “esas posaderas sentadas para arriba” -
El vellón del cordero
El cuero, su vellón colgado al aire
para secarse, sacarse los restos de vida del recuerdo,
una pieza de puzzle
recortada sobre el azul intenso
sobre el verde oscuro, intercambio de sitios.
El cuerpo será velado en vinagre
durante la noche
facilita el cocimiento mejora su gusto.
La cabeza del cordero casi intacta colgando del cuero...
Esa cabeza veía, berreaba, era feliz
en los cuentos de mi madre,
en la memoria de esos cuentos.
Se recortaba sobre una pradera celeste,
había una oveja que se distraía
un cordero que se aventuraba.
Sobrevenía la pérdida, la búsqueda, el ahogo compartido
yo pedía siempre ese cuento
su principio despreocupado, su final feliz
su angustia, su derrotero calibrado
un puzzle cercenado incompleto
la idea de la desaparición insostenible
a no ser por su naturaleza de cuento
a no ser por la felicidad final del reencuentro.
Sobre el cordero caía la culpa, siempre cae la culpa
el rayo de Dios, la intemperie cósmica
“cordero de Dios que quitas el pecado del mundo
ten piedad de nosotros”
ahora colgando de un árbol, de un poste.
Medir el sufrimiento desde ese cuero memorioso
o desde la madre eglógica
buscando en cada foso del terreno
a su hijo perdido.
(…)
La oveja encontraba al cordero en el final del cuento de mi madre
topaditas de abrigo de lana, de vellones de letras, de balidos.
La madre del cordero asado busca al cordero desaparecido
los invitados y los parientes de los invitados no la ven, no la oyen
no parece
Ella no sabe que repartieron en porciones humeantes la culpa
ni quién se llevó al cordero, quién traicionó el final del cuento de mi madre,
quién repartió en porciones la culpa
quiénes silenciarán lo que supieron, lo que saben todavía.
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